La UE y España anunciaron las ayudas superiores a 500 millones de euros que serán destinadas a Mauritania, con una batería de medidas en materia de migración, desarrollo, seguridad y energía verde.

La Unión Europea (UE) anunció el jueves su aporte de 210 millones de euros, mientras que España prometió unos 300 más para contribuir al desarrollo de Mauritania y frenar así la migración irregular que parte de sus costas hacia Europa a través de la peligrosa ruta del Atlántico.

Líderes europeos reunidos

Durante una reunión con líderes europeos en Nuakchot , las autoridades mauritanas explicaron que se encuentran enfrentando un repunte en el número de migrantes y refugiados que entran en sus fronteras, a medida que empeora la seguridad en la región del Sahel.

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Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, anunciaron su fiel apoyo financiero para frenar la migración, así como fomentar el desarrollo local y relanzar la cooperación en materia de seguridad, cuando se reunieron con el presidente mauritano, Mohamed Ould Ghazouani, a quien ven como un socio estratégico en la región. En total, el paquete de ayudas que anunciaron podría superar los 500 millones de euros.

Ambos líderes europeos anunciaron también algunos proyectos de financiación y desarrollo para la producción de hidrógeno verde en Mauritania, que forman parte de una iniciativa de transición energética de la UE.

Aspectos que fomentan la migración

“La inseguridad y la falta de oportunidades económicas en la región están empujando a muchas personas a emigrar”, señaló Von der Leyen a la prensa junto a Ghazouani y Sánchez en una declaración transmitida en vivo. “Esto hace que muchos caigan en las trampas de contrabandistas cínicos y pone sus vidas en peligro”.

El líder de Mauritania ha recalcado nuevamente su compromiso de trabajar en conjunto con España y la UE para frenar las salidas de migrantes hacia Europa desde sus costas, a un tiempo que destacó el coste que soporta su país. «Mauritania está pagando un alto precio en la gestión de los flujos migratorios», asegura Ghazouani, añadiendo que su país ya acoge a 150.000 refugiados del vecino Malí y, cada vez más, no supone solo un país de tránsito sino también un destino para los migrantes.